¡Buenas lavander@s! Después de haber disfrutado de una Feria de Abril intensa (y si no, es posible que tengáis alguna feria, romería o evento cerca en el calendario), es el momento de ver cómo han quedado los trajes y zapatos que hemos usado. Y, a menos que tengamos la capacidad de levitar sobre el suelo, ¡seguro que han acumulado algo de albero! Toca entonces darle un buen lavado a nuestras prendas para que estén en perfecto estado cuando volvamos a necesitarlas al año siguiente.
Si bien es común llevar estos atuendos a una tintorería porque el lavado debe realizarse en seco, te daremos unos sencillos consejos para que puedas hacerlo en tu casa. Es más: no sólo nos costará más dinero, sino que además puede no salir bien si no se tienen en cuenta las particularidades de cada vestido. Empezaremos con el vestido estrella de esta época: el traje de flamenca.
- Para empezar, no hay que esperar desde que lo hemos llevado para lavarlo; a más tiempo, más difícil dejarlo como nuevo. Lo primero que haremos será observar la etiqueta del traje (o preguntar al fabricante) para averiguar si éste tiene particularidades propias (teñidos, por ejemplo) que hacen que deba lavarse de forma diferente. Importante: en el caso de que el vestido contenga enaguas, lo mejor es descoserlas y lavarlas por separado a fin de que el traje sea más manejable.
- Una vez nos pongamos manos a la obra, pondremos el vestido del revés y le daremos un primer enjuague en agua fría sin otro producto más para quitar la primera capa de suciedad. Todo el proceso lo llevaremos a cabo a mano, siempre con agua fría; y, además, por precaución podemos usar toallitas atrapacolor; en caso de que lo vayamos a lavar en la bañera, podemos usar una percha para manipular mejor la prenda.
- A continuación, en este lavado en seco ya introduciremos nuestro Detergente Líquido de La Antigua Lavandera.
- Posteriormente, a la hora de secarlo, podemos decantarnos por dos opciones en función de lo que nos indique la etiqueta del fabricante. La primera posibilidad es centrifugarlo con un programa suave y, una vez fuera de la lavadora, lo tenderemos (del revés) en una posición en la que no le dé directamente el sol. En el caso de no poder hacerlo, la segunda posibilidad es usar una toalla para eliminar el exceso de humedad y secar en horizontal para que el vestido no se deforme. NO usar la secadora.
- Finalmente, para planchar el traje, lo haremos del revés a una temperatura media, repasando volante a volante, y ya estará listo.
Continuaremos con los complementos alrededor de todo traje de flamenca y que le dan su toque particular: los zapatos de esparto y el mantón.
Para el calzado, lo primero será observar la suela por si se ha despegado algo, y arreglarlo pegando con silicona o adhesivo específico las partes sueltas, dejándolo secar durante toda una noche. Después, a fin de que la silicona se quede fijada y que el esparto relumbre, aplicaremos un poco de barniz (entre 1 y 3 capas, dependiendo de lo gastado que esté) en el esparto.
Una vez ya insertos en el proceso de lavado (a mano y en seco), colocaremos un trapo de microfibra dentro de la zapatilla con dos objetivos: que absorba las manchas que haya dentro (si las hay) y para evitar mojar el interior del calzado. Ahora, coge una pastilla de jabón y, tras reblandecerla, usa un cepillo para frotarlo a lo largo de la alpargata. Para limpiar la tela, en cambio, lo ideal es frotarla con un paño humedecido con nuestro spray de Amoníaco de La Antigua Lavandera, y dejarlas secar (el esparto no se puede mojar). Para retirarlo, ayúdate de otro trapo de fibra humedecido ligeramente y, ¡zapatos como nuevos!
Por su parte, el mantón es mucho más sencillo de dejar como nuevo. Basta con lavarlo a mano con agua fría y detergente líquido de La Antigua Lavandera; eso sí, sin mojar los flecos, porque si no se enredarán.
En último lugar nos encontramos con el traje de chaqueta, que ha venido sustituyendo al clásico traje de gitano. Al ser una prenda con un tejido delicado (generalmente lana), la mejor forma de lavarlo para asegurarnos de que no le pasa nada es a mano. Es muy importante tener presente la etiqueta, para asegurarnos que se puede lavar en húmero o, por el contrario, el fabricante recomienda lavarlo en seco, ya que el traje es muy delicado y podríamos deformar la chaqueta (hombreras, costuras, forros…).
Empezaremos cogiendo un barreño y llenándolo con agua a temperatura media, a la que le añadiremos el Detergente Sensitive de La Antigua Lavandera, ya que de otra forma afectaría a la tela del traje. Una vez esté bien combinado con el agua, sumergimos la chaqueta y seguimos removiendo hasta que se haya impregnado de detergente, dejándolo reposar después durante al menos cinco minutos. Pasado este tiempo, sacamos el traje, le escurrimos el agua y lo enjuagamos al momento con agua fría para que los posibles restos de jabón se vayan.
Una vez enjuagada, vamos al siguiente paso: hay que buscar una superficie lisa en la que pondremos encima un par de toallas para secarlo de forma manual y eliminar la humedad. Seguiremos con el proceso de secado colocando la chaqueta y el pantalón en dos perchas diferentes, estirando la tela y dejando que se seque al aire. Importante: hay que tenderlo en posición horizontal para que el peso del agua no deforme la ropa. Una vez el traje esté seco, pásale un cepillo para quitar las arrugas; en el caso de que no sea suficiente, plancha las arrugas con un vaporizador portátil. Finalmente, si el traje admite el planchado, puedes darle una pasada, pero teniendo cuidado con la temperatura.
Con todos estos consejos ya deberías tener tu pack feriante listo para el año que viene o para la próxima feria que tengas prevista, ¡esperamos que hayan sido útiles!