Con la proliferación de los pisos pequeños en las ciudades, nos hemos ido viendo obligados a juntar distintos espacios en una sola habitación: salón-comedor, comedor-cocina (cocina americana), o estudio-dormitorio son algunos ejemplos de estas nuevas estancias híbridas, que poco a poco se han incorporado a nuestro vocabulario sobre el hogar.
Sin embargo, no todas las combinaciones son buenas. Por ejemplo, juntar el dormitorio y el estudio no es, a priori, una buena idea, porque son dos espacios con energías muy diferentes…
Un estudio es el área donde uno se concentra para estudiar, y el entorno tiene que estar dispuesto para que podamos dirigir nuestra atención hacia un solo punto y concentrarnos en él durante un período largo de tiempo. En el dormitorio, en cambio, hay que relajarse, desconectar y dormir… Todo lo contrario de lo que se hace en el trabajo.
Es por eso que, si no podemos separar las dos habitaciones, deberemos delimitar los espacios mediante algún objeto (cortinas, biombos) o iluminar las dos zonas de manera independiente. Poniendo una luz más relajante en la parte de la cama y otra más fresca en la zona de estudio.
FUENTE: LA CASA SANA -Gina Lazenby; LEOPOLD BLUME (2001) Barcelona