¿Crees que dedicas demasiado tiempo a las tareas del hogar? ¿Te pasas media hora fregando la cocina y aún así siguen quedando restos? No te preocupes. Vamos a darte algunos trucos para que tu casa reluzca sin que tengas que perecer en el intento. Y lo más importante: que ese tiempo que antes empleabas en limpiar sea ahora para ti.
- Atrapa el polvo: Si lo que quieres es quitar el polvo correctamente y que tus muebles brillen, lo mejor es hacerlo con un trapo húmedo, que lo atrape. Si utilizas un plumero o un trapo seco lo que harás es llevar el polvo de un sitio a otro, pero no lo eliminarás.
- ¿Calidad o cantidad? Ambas: Hacer una limpieza rápida y por encima, en ocasiones, puede ayudarnos a tener la casa presentable, pero la suciedad no se ha eliminado correctamente. Por eso, te recomendamos que primero quites la suciedad más visible barriendo, para después fregar y dejar el suelo como una patena.
- Momento justo: Buscar la situación oportuna para la limpieza de la casa ayudará a evitar frustraciones. Si sabes que debes salir de casa y crees que no te dará tiempo a acabar, déjalo para otra ocasión. Si tienes niños corriendo por casa, el fregado del suelo deberá ser más tarde. O si hay pronóstico de lluvia, ya limpiarás los cristales mañana. Lo importante es hacer la tarea bien y una sola vez.
- Cuanto antes, mejor: De la misma manera que no tiene sentido limpiar cuando las condiciones no lo facilitan, tampoco tiene sentido postergar cuando sí se puede. Si cada vez que ensucias, limpias, podrás ir manteniendo tu espacio reluciente, sin necesidad de invertir mil horas seguidas en las tareas del hogar. Ya sabes, si cocinas, luego friega todo lo usado y repasa la cocina, así no se acumulará grasa.
- Limpia en función del uso: no todas las estancias de tu casa merecen la misma dedicación. No inviertas el mismo tiempo en una habitación que se usa a diario que en una que apenas entras. Si dispones de un cuarto de invitados que sólo se usa tres o cuatro veces al año, será suficiente con que lo ventiles de vez en cuando y evites la acumulación de polvo.
- La paciencia es la madre de la ciencia: por suerte contamos con recursos que nos ayudan en las tareas del hogar, pero para ello, hay que dejarlos hacer. Si tienes una mancha en tu prenda favorita, lo mejor es dejar actuar algún quitamanchas, y al día siguiente lavarla, o si quieres remover la cal de la mampara del baño, rocíala con algún producto específico y déjalo actuar unos 30 minutos.
- Menos es más: es muy fácil que, con el tiempo, nuestro salón parezca una tienda de todo a 100. Haz una limpieza a conciencia y deshazte de todos aquellos objetos que ni recuerdas por qué los tienes, así tendrás el ambiente más despejado y limpiar te será más fácil y rápido. También es recomendable que, antes de empezar a limpiar, recojas y guardes cada cosa en su lugar: la ropa en el armario, los juguetes en el cesto, los abrigos en el perchero. El orden, en casa, es la mitad de la tarea.
Por último y para hacer la tarea lo más llevadera posible, no te olvides que no es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia. Si hoy te ha tocado limpiar, ponte la música que más te gusta y a por ello. El objetivo es tener la casa limpia en tiempo y forma, y así poder disfrutar del tiempo libre con las cosas que realmente nos gustan.